Los médicos no conocen la causa de la tartamudez, pero creen que en el origen hay un componente neuronal y genético, ya que en algunas investigaciones realizadas con niños que tartamudean han descubierto una desproporción de las sustancias gris y blanca en áreas del cerebro asociadas al habla, la audición y el lenguaje.
Hay personas que se atascan en español, pero no en otro idioma, sin embargo, hay otros que se atascan en su vida personal pero no en el trabajo, o viceversa. La mayoría deja de tartamudear mientras interpreta un papel en el teatro o canta.
La revista Sapos y Princesas informa que «el tartamudeo es algo más que una interrupción del flujo continuo de las palabras, abarca interrupciones, impedimentos y reacciones emocionales producidas por la dificultad en hablar».
Los especialistas explican que la tartamudez, disfemia o espasmofemia no se cura, pero se puede mejorar. Aparece de manera habitual entre los dos y los cinco años, aunque podrían darse casos más tardíos.
Si en el aula hay algún alumno con esta patología los profesores deben tener acceso a una formación continua y actualizada. Además, «el abordaje debe centrarse en procurar un patrón de habla adecuado para conseguir mejorar la fluidez. Tratar de prevenir un empeoramiento para que el cuadro sea lo más suave posible. También debemos conseguir no estigmatizar la tartamudez y tratarla abiertamente», asegura Raquel Escobar, logopeda especializada en tartamudez.
La Fundación Española de la Tartamudez (TTM) informa que en España hay unas 467.000 personas con disfemia y 72 millones en todo el mundo. Esta patología puede provocar aislamiento social, baja autoestima y depresión.
«Tiene impacto y limitaciones a la hora de socializar, expresarse libremente. Se sienten atascados, aparecen repeticiones o el bloqueo, pensamientos negativos y ansiosos o conductas de evitaciones. El tema emocional también se ve afectado», explica Adela Corrales, decana del Colegio de Logopedas de Andalucía y especialista en tartamudez.
Es muy importante un diagnóstico precoz y así lo explica la experta: «Cuanto antes se detecte y antes se trabaje, mejor, porque luego se desarrollan esas conductas de evitación y de miedo, que es lo que siempre queremos frenar, y porque el aprendizaje es más moldeable».
A continuación, te explicamos cómo puedes comunicarte con tu hijo para mejorar la confianza del niño.
Explícale sobre la tartamudez
Es importante que le expliques qué es la tartamudez, pero no muestres ansiedad para que el pequeño no se preocupe.
Préstale atención
Si el niño te habla es muy importante mirarlo, porque la tartamudez suele aumentar cuando el niño tiene la impresión de que el interlocutor no está escuchando.
No le digas que hable despacio
Los profesionales del Centro Psicopedagógico Cristina Hormigos, especialistas en intervención y reeducación psicopedagógica individualizada, informan que no le digas a tu hijo que hable despacio o que se tranquilice, porque perderá la confianza en su capacidad de hablar. Lo que sí puedes hacer es hablar sin prisas, ya que los niños imitan a sus padres.
Haz una pausa antes de responder
Si tu hijo hace una pregunta debes esperar varios segundos antes de responder, para que el niño te imite y también se tomará su tiempo a la hora de hablar.
No muestres disgusto
No muestres preocupación por la tartamudez del niño y acepta cómo es.
No interrumpas al niño cuando hable
Los expertos aconsejan que no interrumpas al niño cuando hable, porque si está tranquilo tartamudea menos.
La carta de un niño tartamudo que ha emocionado a miles de personas
La Fundación Española para la Tartamudez pidió en redes sociales a sus miembros que contaran su experiencia y cómo veían ellos su tartamudez.
María Lumbreras le preguntó a su hijo Juan Carlos si quería redactar una carta sobre su disfemia y el pequeño tardó solo 10 minutos en redactarla.
«Que yo recuerde, mi tartamudez empezó con 4 años. A veces, se chulean de mí, pero a mí la tartamudez me parece algo único que muchos niños no tienen. La tartamudez me suele pasar cuando estoy nervioso o cuando me pongo histérico», explica el niño en el texto.
El tuit con la carta tiene más de 5.000 retuit y 8.000 likes. El pequeño continúa explicando: «A mis amigos y a mi hermano no les importa que yo sea tartamudo. A mi no me parece que la tartamudez sea algo malo, cuando alguien me pregunta yo le digo tan feliz que soy tartamudo».
El tuit ha recibido muchos mensajes de felicitación y apoyo. «A mi me gusta mi tartamudez, pero aún así me llevan mis padres a un logopeda para intentar que la tartamudez se controle un poco y pueda hablar mejor», así es como Juan Carlos termina la carta.