La ortodoncia es uno de los tratamientos de salud dental más conocidos y utilizados. Tienen un doble aspecto, por un lado, nos permite obtener una sonrisa más bonita y por el otro, restaura la operatividad de la dentadura. Sabemos que todas las ortodoncias no son iguales, pero, ¿cuántas hay y cuál es la más adecuada para ti?
El blog mexicano Unitec señala que existen una serie de síntomas que nos alertan sobre la necesidad de recurrir a un tratamiento de ortodoncia. Son problemas como tener los dientes mal alineados; presentar un espacio anormal entre los dientes, lo que se conoce como diastema; apreciar un desgaste irregular en las piezas dentales; tener problemas al abrir y cerrar la boca; dolor en la mandíbula al comer o apreciar una falta de armonía entre la arcada superior de la dentadura y la mandíbula.
Todos estos indicadores no se dan a la vez y algunos de ellos pueden indicarnos un problema diferente a una mala oclusión dentaria, pero si los percibimos, es bueno visitar a nuestro dentista.
En el blog Muy Saludable, el doctor Ignacio Pastor nos señala una serie de manifestaciones que se dan en la vida cotidiana que nos pueden advertir sobre la necesidad de aplicar un tratamiento de ortodoncia. Uno de ellos es cuando se nos queda comida entre los dientes cada vez que nos alimentamos. Es posible que la acción de la caries haya creado huecos en la dentadura, pero también puede ser que nuestra dentadura esté mal alineada, presentando espacios interdentales que no vemos.
Otra señal es el mal aliento persistente. El apiñamiento de los dientes y la presencia de dientes torcidos crean rincones en la dentadura donde las bacterias se concentran y quedan atrapadas.
Por último, el ceceo a la hora de hablar nos puede indicar una mala oclusión dentaria que interfiere en la pronunciación de los sonidos cuando articulamos las palabras.
La doctora Laura Laso, directora de Ortodoncia Ourense, una clínica orensana especializada en ortodoncia y reconocida en Galicia por la excelencia de sus tratamientos, indica que la clave del éxito de un tratamiento de ortodoncia está en el análisis detallado de la situación del paciente. El diagnóstico y las características personales del usuario nos van a indicar en gran medida el tratamiento que vamos a aplicar. Luego, evidentemente, hay que llevar un seguimiento de su evolución.
A grandes rasgos, estos son los tipos de ortodoncia que existen.
Ortodoncia fija.
Es lo que conocemos como ortodoncia de brakets. Consiste en una serie de aditamentos plásticos o metálicos que son cimentados a los dientes, aplicando una presión sobre ellos por medio de un alambre, que van conduciendo el diente a la posición deseada.
El paciente no se los puede quitar, pero el ortodoncista sí puede graduar la presión que ejerce el aparato en función de las necesidades y la evolución del tratamiento.
Estos brakets, generalmente, se colocan en la parte externa de los dientes. Donde más presión pueden ejercer. Es el tratamiento más adecuado para corregir problemas severos de mala oclusión y en ortodoncias infantiles, ya que requieren una menor responsabilidad y compromiso por parte de los usuarios.
La evolución de la rama de la ortodoncia ha dado lugar a la invención de algunas variantes de la ortodoncia fija, como los brakets de autoligado. Unos brakets que no necesitan la instalación de ligaduras para fijarse al alambre, sino que disponen de cámaras internas y mecanismos de apertura y cierre. Lo que permite una mayor movilidad de los dientes, haciendo que los tratamientos sean más cortos y con citas de revisión más espaciadas en el tiempo.
Ortodoncia lingual.
Este es un sistema de ortodoncia fija que se coloca en la parte interna de la dentadura, por lo que no es observable a la vista. Requiere un diseño y una fabricación personalizada, específica para el paciente. Ya que la cara oculta de nuestra dentadura es más irregular que la parte frontal. Para aplicarlo, también se necesitan largas horas de ajuste en la clínica.
Este es el tratamiento más largo y más costoso. Presenta además una cierta incomodidad para el paciente a la hora de comer y hablar, ya que el aparato entra en contacto con la lengua. Los sistemas de ortodoncia lingual actuales son finos y ergonómicos, por lo que no hay riesgo de que produzcan heridas. Tras un periodo de adaptación, el paciente se acostumbra a llevarlos.
El uso de la ortodoncia lingual no se utiliza solo por estética. Se recurre a este tratamiento cuando en la ortodoncia fija hay riesgo de que se aplanen los dientes.
Ortodoncia invisible.
Este es un sistema de ortodoncia completamente distinto a la ortodoncia tradicional que ha revolucionado esta rama de la odontología. Al menos en cuanto a la popularidad y la aceptación por parte del gran público.
En lugar de utilizar alineadores fijos, se utilizan férulas plásticas fabricadas a media del paciente que van conduciendo los dientes a la posición deseada. Son traslúcidos, por lo que pasan desapercibidos a la vista. También son removibles, el usuario se los puede poner y quitar cada vez que lo necesita.
El desarrollo de la tecnología aplicada a la medicina dental ha permitido desarrollar este tratamiento. La férula se fabrica a partir de una recreación exacta de la dentadura del paciente, en 3D, por ordenador, obtenida a través de un escáner dental, en la que el ortodoncista va introduciendo una serie de variaciones.
Cada 15 días o tres semanas se procede a una sustitución de la férula correctora. La férula anterior queda inutilizada y se pasa a utilizar la nueva, en la que se le han aplicado unas tenues modificaciones para ir reconduciendo los dientes desviados a la posición óptima.
Es un tratamiento que lleva un seguimiento exhaustivo. Ha demostrado ser bastante efectivo para corregir mordidas abiertas y dientes ligeramente inclinados, pero no resulta adecuada para resolver sobremordidas y problemas graves de mala oclusión.
Otra de las características de este tratamiento es que requiere una colaboración activa por parte del paciente. El usuario debe quitarse la férula cada vez que vaya a comer o beber algo y guardarla dentro de su caja. Antes de volver a ponérsela es importante lavarse los dientes, para evitar que la placa bacteriana contamine la férula.
Esta férula removible deberá limpiarse diariamente, pero nunca con pasta dentífrica, sino con agua y algún producto jabonoso o sumergirla en un vaso con un limpiador específico efervescente.
Dentro de la ortodoncia invisible se encuentra el tratamiento Invisalign. Esta no es más que una marca registrada que patentó y desarrolló la técnica de los correctores removibles hace 20 años y que se ha convertido en un referente dentro del sector.
Ortodoncia vestibular con materiales estéticos.
Antes de que la ortodoncia invisible se hiciera tan popular como lo es en la actualidad, en la ortodoncia de brakets se realizaron una serie de avances en cuanto al uso de materiales, orientado a que la ortodoncia fija tuviera una mejor apariencia estética.
En este sentido, los brakets metálicos pasaron a ser sustituidos por brakets de zafiro o de materiales cerámicos avanzados que presentaban un color parecido al de la dentadura natural.
También se empezaron a fabricar brakets cristalinos de plásticos resistentes que resultan trasparentes al instalarlos.
Las características sanitarias de esta ortodoncia son las misas que las de la ortodoncia fija. El uso de estos materiales es únicamente por razones estéticas. Para que el aparato llame menos la atención y el paciente se sienta menos incómodo llevándolo.
¿Qué tratamiento de ortodoncia necesito?
Aunque el especialista consulte al paciente, debemos tener en cuenta que la decisión en última instancia sobre el tratamiento adecuado recae en el ortodoncista, no en el usuario.
Hay varios criterios que se manejan a la hora de elegir un tratamiento de ortodoncia. El más importante de ellos es el problema que se quiere solucionar. Como hemos señalado antes, para resolver problemas graves de maloclusión, debemos recurrir sí o sí a la ortodoncia de brakets.
Otro criterio a tener en cuenta son las características personales del paciente. A los niños, por ejemplo, no se les suele aplicar la ortodoncia invisible. Ya que esto implica sobrecargarlos con una serie de responsabilidades a los que no es necesario someterlos.
A la hora de sugerir un tratamiento, el ortodoncista tendrá en consideración las expectativas y motivaciones del paciente. Ya no solo si el tratamiento le sienta mejor o peor estéticamente, sino como quiere que le quede la dentadura, cuánto tiempo está dispuesto a que le dure el tratamiento y, desde luego, cuánto dinero se quiere gastar.
En los últimos años, hemos visto como algunas cadenas de clínicas dentales han utilizado la ortodoncia invisible como un reclamo publicitario para atraer más pacientes. Sin embargo, debemos tener en cuenta que este tratamiento no se puede aplicar en todos los casos ni es el más aconsejable para resolver determinados problemas.
Debemos confiar en la opinión del especialista para elegir el tratamiento más adecuado. Después de todo, ellos son los que mejor conocen la materia y los que van a velar por resolver nuestro problema dentario.